viernes, 7 de noviembre de 2014

El Motor Inmóvil aristotélico


Uno de los conceptos de los cuales Aristóteles habla en el noveno libro de la Física y el duodécimo libro de la Metafísica, es el del Motor Inmóvil o Demiurgo. El estagirita parte de que el mundo y el movimiento son eternos y, por tanto, lo es también el tiempo. Como cada movimiento exige uno anterior, y la cadena de causalidad no puede ir hasta el infinito porque sería un absurdo, entonces debe haber un Ser que no sea movido y mueva él al mismo tiempo, es decir, sea Acto y carezca de cualquier atisbo de potencialidad. No obstante, este dios que presenta el fundador del Liceo no es como la concepción cristiana de Dios. Para el estagirita, su Motor inmóvil no es creador, sino más bien el responsable de ordenar todo y sostener en el ser a las cosas, pero no crearlas ya que sería impensable para él por la visión cosmológica del mundo. Todos los entes sí apuntan al Demiurgo porque es la perfección máxima; es puro pensamiento (los griegos veían en la teoría el máximo nivel de sabiduría y felicidad) que no tiene posibilidad ni pasividad. Sin embargo, no hay amor entre ellos porque no es un dios personal, sino que se ve como simplemente necesario para explicar la naturaleza y al ser humano.  



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